Decidiste comprar una bolsa de tu café favorito y quieres conservarlo como nuevo al mayor tiempo posible, pero ¿Cómo hacerlo? Aquí te aconsejamos que hacer con él para mantener ese sabor que tanto nos gusta.
Muchas personas creen que comprar el café y prepararlo es lo más fácil y ahí ha acabado todo, pero hay una parte muy importante del proceso la cual muchos olvidamos, es el conservado del café.
El conservado del café es de gran importancia para conservar sus características, como lo es para otras bebidas como la cerveza, ambos si son guardados incorrectamente, podremos darnos cuenta que habrán perdidos sus sabores.
Sabemos que, de manera inicial, el café, en cualquiera de sus formas, incluye diversos compuestos químicos como carbohidratos, aminoácidos, lípidos, entre otros, los cuales se modifican, degradan o arrancian con el paso del tiempo, afectando el sabor y el olor de tu café.
Dependiendo del grano de café, su tostado y preparación, será el sabor que obtendrás, pero de cualquier modo se recomienda consumirlo lo más cercano a la fecha de tostado y así poder disfrutarlo en su máximo esplendor, ya que entre más cercano esté a la fecha de expiración menos fresco y sabroso estará.
El peor enemigo del café es la humedad. Cuando exponemos nuestro café a largos periodos de tiempo en la humedad, no sólo va a perder su sabor, sino que también puede propiciar que aparezca moho y hongos, echando a perder nuestro café por completo.
Un factor muy importante para mantener el sabor del café es cómo lo almacenamos. Lo mejor es guardarlo dentro de un recipiente hermético en un lugar fresco, seco y oscuro, esto podría extender la vida de tu café por hasta nueve meses después de expirado.
También puedes guardar tu café dentro del refrigerador, aunque en realidad no es lo indicado pues no ralentiza el proceso de caducado, pero si alcanza a conservarlo desde uno a tres años más, pero debemos ser conscientes de que partes importantes de su sabor se perderán.
Otro método que puedes utilizar para guardar tu café es, sin sacarlo de su bolsa original, sellar el empaque con pinzas o grapas, de manera que la humedad no alcance al café, esto puede mantener el café aproximadamente un mes, aunque hay muchos cafés de calidad que pueden llegar a durar de dos a tres meses, sin perder sus características. Por esto muchas marcas de café incluyen empaques resellables que ayudan a que guardes fácilmente su contenido.
Consideraciones antes de guardar tu café
Se aconseja conservar el café a una temperatura ambiente, entre los 25º y los 15º, en un espacio completamente seco, donde no sea alcanzado por los rayos del sol, como una alacena, tratando en mayor medida guardarlo en el empaque original, ya que al cambiarlo de recipiente podemos llegar a contaminarlo.
También es recomendado que cuando compres café, lo hagas de acuerdo a la cantidad en la que lo consumes, sin excederte, para garantizar que te dure tanto como lo necesites, y no almacenarlo más de 7 días.
Aunque siempre se recomienda mantener el empaque del café sellado hasta que lo vayamos a usar, en caso de tener uno abierto en casa, debes revisar si el café luce o huele apagado, rancio o mohoso. Si sólo notas que su olor se ha apagado, su sabor también estará igual, pero si notas moho o algún otro cambio, es preferible no beberlo.
Muchas personas creen que según el tipo de grano, tueste o preparación que queramos darle, el método de conservación debe variar, pero no es así, todos los tipos de café molido deben mantenerse de la misma manera, alejados de la humedad y altas temperaturas.
El caso de los granos varía según su condición, cuando tenemos granos crudos de café, podemos conservarlos de igual manera, dentro de un recipiente hermético, alejado del calor y de la luz natural. Pero en caso de que los granos sean tostados, estos tienen mayor tiempo de conservación que el café molido, los podemos guardar en refrigeración sin arriesgarnos a la pérdida del sabor y aroma, minimizando la exposición al calor y los factores oxidantes.
En el mercado podemos encontrar diferentes tipos de recipientes que son ideales para conservar nuestro café. Los más comunes son los de vidrio, ya que es bien sabido que permite conservar distintos productos durante tiempos prolongados y sin alterarlos. Estos los podemos adquirir en distintas tiendas, ya sean frascos o recipientes de sellado hermético. Pero también los hay en otros productos como mayonesas, mermeladas o bebidas, podemos lavarlos y desinfectarlos para así reutilizarlos sin que afecten el sabor de nuestro café.
Otros de los tipos de recipientes que funcionan perfectamente son los metálicos, de acero inoxidable, son la opción más segura pues no permiten el paso de la luz y evitan perfectamente la oxidación del café, conservando sus propiedades. Muchos vienen en distintos colores y diseños para aportar un toque de color a tu alacena.
Ahora, recordemos que la mejor manera de almacenar nuestro café es sellado, hasta que lo vayamos a utilizar, así su sabor durará más tiempo, pero en caso de que abramos el empaque, se recomienda distribuirlo en recipientes diferentes. Así, si tenemos 1 kg de café, podemos usar cuatro recipientes de 250 g.
Esto nos da oportunidad de exponer el café menos al ambiente y otros factores que puedan afectarlo, evitando la entrada de aire, abriendo un recipiente por vez y conservando los demás. Pero también podemos ocupar un contenedor de tamaño más grande, podemos ocupar papel plástico tipo film, y así separar el aire del café.
También es conocido que el café soluble o instantáneo es más sencillo de usar y conservar, pues sólo tienes que agregar agua o leche caliente y disfrutar de tu bebida, y para almacenarlo solo debes mantenerlo en un lugar seco sin necesidad de refrigeración.
Pero, por más sencillo que pueda parecer optar por el café instantáneo, nunca nos dará la misma experiencia de aroma y sabor que nos puede brindar el café de grano y tostado.
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