Hoy en día existen muchos motivos por los cuales los bebedores de café toman la decisión de consumir porciones de café en cápsulas, entre las cuales se encuentra la comodidad, la pereza, la falta de tiempo o la ilusión de que el café sale rico y es barato.
Cada vez hay más cafeteras que emplean café envasado en cápsulas individuales hechas de aluminio o polipropileno.
Su popularidad subió como la espuma en todo el mundo, hasta el punto de que en 2015 uno de cada tres hogares estadounidenses tenía una cafetera de cápsulas. Pero…
¿Qué tan sustentable es el café en cápsulas?
El problema de estas cápsulas de café es que no son ni reciclables ni biodegradables. No importa que las tiremos al contenedor destinado a los envases, latas y botellas de plástico, terminarán en un vertedero no logrando ser sustentables.
Ni aunque las hayamos vaciado en casa se podrían reciclar mediante los procesos existentes, esto debido a su pequeño tamaño.
Pero no es solo el deshecho el problema de estos productos.
Se ha calculado que cada café en cápsula que nos tomamos ha generado 82g de CO2 a lo largo todo el proceso, desde la producción del café, hasta el impacto de sus tiendas, pasando por la fabricación de las cápsulas.
Campaña sustentable contra el café en cápsulas
Se denunciaba que solo en el año 2014 se desecharon cápsulas suficientes como para dar diez vueltas y media a la Tierra.
Soluciones ante la sustentabilidad
- La marca Nespresso, cuyas cápsulas están hechas completamente de aluminio lacado, facilita su reciclaje a clientes mediante la recogida en sus boutiques y otros puntos.
- Empleo de cápsulas biodegradables fabricadas con fibras vegetales.
- El ecodiseño; en lugar de buscar soluciones a posteriori, diseñar los productos para que tengan el menor impacto medioambiental posible. Como estas cápsulas totalmente solubles. Están recubiertas de azúcar cristalizado, por lo que no se produce ningún residuo. Pero por el momento es solo un diseño conceptual.
Algunas marcas cuentan con programas de reciclado pero desafortunadamente se limita a solo una cantidad mínima de ciudades aunado a que en México por ejemplo, no hay una cultura del reciclado.
